domingo, 18 de agosto de 2019

El infinito pormenor

En las películas, como en nuestros sueños o nuestras ficciones, todos los eventos se suceden unos detrás de otros ininterrumpidamente. Son como piezas perfectamente engrasadas de un gran mecanismo, de un gran plan. E incluso aquellos eventos que aparentemente no parecen encajar, lo hacen finalmente, porque también tienen su propósito dentro de la trama. Es como si el destino, inevitable, se encargase de alinear todo lo que debiera suceder antes. La realidad, sin embargo es diferente. Y valga de muestra la siguiente experiencia:

El miércoles fue un día normal en mi vida, también normal. A última hora de la tarde me dispuse a introducir mi coche en el garaje, ya que lo había dejado fuera el día anterior. Para poder aparcar en mi plaza de garaje es preciso abrir dos puertas, una exterior al edificio y otra interior. Conduje hasta la puerta exterior como suelo hacer habitualmente y pulsé el botón del mando a distancia para abrirla. La señal parecía débil pero la puerta se abrió. Al descender por la rampa al piso -2, donde tengo mi plaza de garaje, volví a pulsar el botón del mando a distancia para abrir la puerta interior. En esta ocasión la puerta no se abrió. Tras intentarlo varias veces, la puerta seguía sin abrirse. Salí del coche para asegurarme de que ningún objeto físico podría interferir entre aquellas ondas de radio, vitales para mí en aquel momento, y el receptor de radiofrecuencia de la puerta interior del garaje. La puerta tampoco se abrió. Observando más de cerca el mando a distancia pude observar que al apretar el botón, el led rojo no se encendía. Todo parecía indicar que, por capricho del azar, me había quedado sin batería en el intervalo de tiempo que transcurre desde la puerta exterior, ya cerrada, a la puerta interior del garaje.

Dar media vuelta podría parecer la opción más lógica, aún salvando la dificultad de hacer un giro de 180 grados en una rampa donde apenas cabe un coche de cierta holgura. Sin embargo esta opción no era viable puesto que no dispongo de llaves del garaje (la propietaria no me las dió cuando me hizo entrega del piso). Dependía completamente de aquel mando a distancia. En un alarde de astucia decidí dejar el coche allí mismo, entrar en el edificio, bajar al piso -2 y abrir la puerta del garaje desde dentro. Esto es posible puesto que la puerta puede abrirse al accionar un pulsador que hay dentro del garaje.

Mi plan salió tal como había previsto, lo cual me sorprendió bastante. Introduje el coche en el garaje, pero al mismo tiempo que lo introducía me di cuenta de que necesitaba reemplazar la batería del mando a distancia para sacar el coche al día siguiente. "No importa, mañana compraré una pila en un chino", pensé. Y al tiempo que me decía estas palabras cobraba consciencia de que aquel miércoles era 14 de agosto y el día siguiente y el siguiente del día siguiente eran festivos locales y todos los comercios permanecerían cerrados. Así es como, de la forma más estúpida, me quedé sin coche durante 2 días. Pero realmente esto no es lo que os quería contar. El grueso de la historia comienza a partir de aquí.

Hoy sabía que tenía que comprar la nueva pila para el mando a distancia o de lo contrario volvería a quedarme sin coche otros 2 días. Aprovechando que tenía que comprar esta nueva batería, me acordé de que la pila de la llave de mi coche también llevaba tiempo gastada y que estaría bien reemplazarla.  En casa, con ayuda de un objeto punzante, abrí ambos mandos para ver qué baterías necesitaba. Una especie de pila AA mini y una batería redonda de litio, aquellas que usábamos para jugar a las maquinitas tipo Nintendo handheld. Fui hasta el chino más cercano con las baterías gastadas en el bolsillo. Tras buscar infructuosamente por la tienda me dirigí al mostrador y pregunté si tenían aquellas pilas. Era mi día de buena suerte, tenían ambas baterías y se despachaban en el mostrador. Pagué 2 escasos euros por todo.

Volví a casa y me dispuse a reemplazar las correspondientes baterías. Primero la de la llave del coche. Antes de cerrar la carcasa de la llave comprobé que funcionaba viendo si se iluminaba o no el led. Sí se iluminó. En cuanto a la llave del mando a distancia, la que más falta me hacía, no tuve tan buena suerte. Introduje la nueva batería pero el led no se iluminada. Comprobé que la pila estaba orientada correctamente y volví a pulsar el mando. Nada. Cambié la orientación de la pila (por si acaso). Tampoco nada. Introduje la pila antigua para ver que pasaba. Otra vez, nada. Volví a introducir la pila nueva. Lo mismo, nada. Era sábado y el reloj marcaba las 13:15. Probablemente casi todas las tiendas volverían a estar cerradas por la tarde, y yo me arriesgaba a volver a quedarme sin coche hasta el lunes. Me acordé de una cerrajería, relativamente cerca de mi casa, donde arreglan mandos a distancia. Sabía que era un intento a la desesperada puesto que me llevaría más de 15 minutos llegar hasta allí andando y probablemente la tienda estaría cerrada a partir de las 13:30, teniendo en cuenta que era sábado. Aún así, me arriesgué. Llegué allí a las 13:35 y para mi regocijo la cerrajería seguía abierta. Le comenté el problema al cerrajero y me invitó a irme a tomar un café y volver a las 13:55, cinco minutos antes del cierre. Parecía grave.

Tras este café de 20 minutos volví a la cerrajería. El mando estaba arreglado. Parece ser que el problema es que la batería nueva no tenía carga. "Pues es una pila nueva", comenté. Creo que en ese momento entendí por qué la pila me había costado 1 euro. Esta "reparación" me salió por 6 euros, que pagué gustosamente porque para mí significaba poder sacar mi coche del garaje después de 2 días y medio.

A media hora de la tarde, decidí preparar mi macuto e irme a nadar un poco a la piscina. Sí, últimamente he desarrollado el "extraño" hábito de ir al gimnasio/piscina en coche. Sé que parece un oxímoron pero tiene su lógica (si bien es un tema demasiado largo para este ya largo post). Este viaje de ida y vuelta a la piscina resultó inútil puesto que el centro deportivo permanece cerrado los sábados durante los meses de verano. Sin embargo, a mí me sirvió para comprobar que el mando a distancia del garaje funcionaba, y también para comprobar que ahora la llave electrónica del coche no funcionaba. "¿Cuál es la probabilidad de comprar dos pilas nuevas distintas y qué ninguna de ellas tenga carga?", pensé. Sabía que este era un problema que fascinaría a Tomás Cotos, mi profesor de métodos estadísticos de la facultad. Yo, en cambio, me compadecía de mi mala suerte y de aquellas pilas salidas probablemente de algún almacén de Huaqiangbei en Shenzhen.

Al llegar a casa me propuse solucionar aquel problema que tenía ante manos. Volvería a abrir la carcasa de la llave, vería qué estaba sucediendo y metódicamente iría comprobando que todo funcionaba hasta volver a cerrar la susodicha carcasa. Con ayuda de un cuchillo, uno de sierra, el más próximo que tenía a mano, abrí la carcasa de la llave. Resultó ser un movimiento violento porque la pequeña placa de la circuitería electrónica de la llave saltó por los aires, junto con la pila. Coloqué la pila en el slot de nuevo, y pulsé el accionador. No veía que se iluminase ningún led o luz. Cosa rara. Así que bajé al garaje para ver si aquello estaba realmente funcionando. No funcionada. Giré la pila (por si acaso), y esta vez sí funcionó. Así que volví arriba, cerré la carcasa de la llave y volví a bajar. Ahora la llave no funcionaba. "¿Qué había pasado?, ¿Qué movimiento extraño había hecho que súbitamente había vuelto a deshabilitar el funcionamiento de la llave?", pensé. Volví a arriba a por el cuchillo, y acto seguido bajé de nuevo al garaje. No saldría de allí hasta que hubiese solucionado aquel problema.

Abrí de nuevo la carcasa de la llave, y pude ver que la pila estaba ligeramente levantada. No hacía contacto. Eso explicaba por qué al pulsar el botón la llave no se accionaba. Recoloqué la pila en el slot y antes de cerrar la carcasa presioné el interruptor para comprobar que la llave funcionaba. Perfecto, aquello volvía a funcionar. Volví a presionar el accionador, y otra vez se encendieron las luces del coche. Volví a cerrar la carcasa de la llave, esta vez con sumo cuidado. Una vez cerrada, pulsé el botón y aquello seguía funcionando. "Problema resuelto", me dije. Volví a pulsar el botón una última vez para asegurarme. Sin embargo, ahora la llave no iba. "Pero, ¿qué coj...? ¿Era esta acaso la llave de Schrodinger?".

Volví a abrir la carcasa con ayuda de aquel cuchillo, esta vez sin sumo cuidado. Mientras la carcasa se abría la batería cayó al suelo con tan mala suerte que acabó debajo de mi coche. Marte estaba alineado con Venus, y este con Urano. Solo eso podía explicar mi mala suerte. Me metí en el coche y con media llave, esto es, la llave entera pero solo media carcasa, lo encendí. Sí, es correcto, lo encendí pero no lo pude arrancar. Al girar la llave y encender el coche, empezó a parpadear un led del cuadro de mandos que yo nunca había visto parpadear. Aún así, giré la llave completamente pero el coche no arrancaba. Lo intenté dos veces más. "No puede ser, ¿me he quedado sin batería por tener el coche dos días parado?". Aquel parpadeo incesante era un mensaje de Hades, estaba en el infierno y yo no lo sabía.

Encontré un plan alternativo, con ayuda de la linterna del móvil buscaría la batería perdida debajo del coche. Esta vez los astros me volvían a sonreir. Aquella batería de litio de 3V estaba allí mismo, casi delante de mis narices. Ya con la batería en mano la volví a introducir en el slot. Comprobé que funcionaba, dos veces, y cerré la carcasa. Una vez cerrada, volví a presionar el botón. Bien la primera, pero mal la segunda. A todo esto, me había alejado del coche para que no me volviese a ocurrir lo de antes.

Pues bien, toda precaución es poca, porque al abrir la carcasa, incluso con sumo cuidado, la batería volvió a caerse. Esta vez con tan mala suerte que impactó en la punta de mi pie, cosa que hizo rodar la batería por el suelo hasta volverse a introducir debajo de mi coche. Esta vez la linterna no me ayudó así que no tuve más remedio que tratar de volver arrancar el coche ("Trata de arrancarlo Carlos, por Dios").

Cuando Neo despertó en la Nabucodonosor le dijo a Morpheo mientras levantaba lentamente sus párpados: "Me duelen los ojos". "Eso es porque nunca los has usado", respondió Morpheo. Pues lo mismo me estaba pasando a mí con aquel led, la luz de Hades. Yo nunca había visto aquel led del cuadro de mandos parpadear de aquella manera. "¿Cuál era su significado?". Sé que podía coger el manual del coche y tratar de buscar una solución. "Pero, ¿para qué hacer eso cuando se te pueden ocurrir 1001 ideas ingeniosas? ¿Para qué tirar por el retrete tanta creatividad?" Todo el mundo sabe que los manuales de instrucciones se leen a posteriori, cuando ya se ha perdido toda esperanza.

La primera idea peregrina que se me ocurrió fue cerrar la carcasa de la llave, que volviese a ser toda ella una. Creo que esto no tenía ninguna lógica, pero funcionó. El coche arrancó. Una vez en marcha, me dispuse a moverlo tranquilamente, muy despacio. Quizás al mover el coche podría estar aplastando la batería, y mi vida dependía de aquella batería (claro que mover el coche más despacio no iba a hacer que la batería se aplastase menos).

Movido ya el coche completamente, pude localizar la batería. Volví a repetir uno por uno los mismos pasos de aquella danza de movimientos para mí ya sagrada. Y volvió a ocurrir exactamente lo mismo. Repetí el proceso un par de veces más y me quedé cavilando. A todo esto, la batería se volvió a caer al suelo de nuevo aunque estaba vez no fue a parar a debajo de mi coche, ni de ningún otro.

Creo que ya entendía lo que estaba pasando. Con la carcasa cerrada, la primera vez que pulsaba el botón el dispositivo funcionaba. Sin embargo, ese primer movimiento también desplazaba la batería, haciendo inútiles todos los intentos posteriores. Recordé que al abrir la carcasa por primera vez, la placa electrónica había saltado por los aires. Quizás aquelllo nunca debió haber ocurrido, quiero decir, que la placa hubiese salido volando por los aires. Es probable que al abrir la carcasa, en mi imprudencia, hubiese roto los "ligamentos" que fijaban la placa y por eso ahora era inestable, y por tanto inservible. Como el discípulo que resuelve el koan de su maestro, alcancé por un segundo la iluminación y supe allí mismo que la solución de aquel enigma no tenía solución (aunque nada que no pueda solucionar un buen pegamento de barra, o el loctite).

Sé también que tengo una llave de repuesto y que podría colocar la batería en esa llave. Sé bien que la llave la tengo, pero no sé donde está. Creo que la encontraré cuando no la esté buscando. "Fácil es buscar, fácil no encontrar".

La vida, lo real, es el infinito pormenor. Los sueños y las ficciones, son perfectas, porque son vagas e imprecisas. Siempre hay detalle en lo real. Lo inesperado e imprevisto, es la norma. Y esta experiencia, trivial en sí misma, lo confirma.



jueves, 8 de agosto de 2019

Buda en Kamakura

Hace poco terminé de leer "Viaje al Japón" de Rudyard Kipling.

Publicado en 1889, se trata de una crónica de viaje al país del Sol Naciente. Contaba Kipling por aquel entonces con 23 años, si bien ya era un escritor de notable relevancia (acababa de publicar "El hombre que pudo reinar" (1888)). Hay que tener en cuenta además que Kipling sigue siendo a día de hoy el Premio Nobel de Literatura más joven de la historia, galardón que le fue otorgado con 41 años.

Este "Viaje al Japón" de Kipling es un alto en el camino hacia los Estados Unidos, donde Kipling trabajaría como corresponsal itinerante para el periódico The Pioneer. Tres años después contraería matrimonio con la estadounidense Caroline Balestier, y Kipling volvería a Japón en viaje de luna de miel.

Esperaba encontrarme en este libro su conocida poesía "Buda at Kamakura", pero no fue así. Este poema lo escribió Kipling durante su viaje nupcial, en 1892. Suele formar parte de sus libros de compilaciones poéticas, aunque me temo que ninguno de ellos ha sido traducido al español (al menos yo no tengo constancia).

Kipling utilizó en su obra "Kim" (1901) algunas estrofas de "Buda at Kamakura" como epígrafe para los tres primeros capítulos. Estos epígrafes eran pues todo lo que yo conocía de este poema en español. Tras varias infructuosas búsquedas, decidí traducir el poema completo yo mismo.

Se trata de un poema de arte menor, donde cada estrofa es un terceto con un verso suelto, que siempre hace referencia a Kamakura. Traducir poesía es un reto totalmente fuera de mi alcance, aunque intelectualmente estimulante. He tratado de conservar el significado y mantener la rima, si bien me ha resultado imposible en algunas estrofas.

He visitado Kamakura en varias ocasiones, pero solo una vez llegué hasta el Daibutsu (el buda de Kamakura). Cuando estuve allí, o cuando de vez en cuando veo alguna foto, viene a mi cabeza la sexta estrofa de esta poesía. Aquella que encabeza el Capítulo II de Kim y empieza con "Y aquel, que libre de todo orgullo..." Estos versos, y la imagen del Buda, me teletransportan a Kamakura, a Japón y a Oriente.

'And there is a Japanese idol at Kamakura'   'Y dicen que hay un ídolo japonés en Kamakura'
                                             
O ye who tread the Narrow Way                     Vosotros que camináis la Puerta Estrecha
By Tophet-flare to Judgment Day,                   de las llamas de Tofet al Juicio Final, 
Be gentle when ‘the heathen’ pray                  ¡Sed amables cuando el “pagano” reza
To Buddha at Kamakura!                                 al Buda en Kamakura!
                                             
To Him the Way, the Law, apart,                      Para Él el Camino, la Ley, aparta,
Whom Maya held beneath her heart,              a quien Maya en su corazón guarda,
Ananda’s Lord, the Bodhisat,                          el Señor de Ananda, el Bodhisattva,
The Buddha of Kamakura.                              el Buda de Kamakura.
                                             
For though He neither burns nor sees,            Pues aunque Él no pueda quemar o ver,
Nor hears ye thank your Deities,                     ni a las deidades oír agradecer,
Ye have not sinned with such as these,          no has pecado tú tal como estos,
His children at Kamakura,                               sus hijos en Kamakura.
                                             
Yet spare us still the Western joke                  Y perdónanos el Occidental asombro
When joss-sticks turn to scented smoke         cuando el incienso fragante humo se torna
The little sins of little folk                                 las pequeñas faltas de la pequeña gente
That worship at Kamakura—                          que ora en Kamakura.
                                             
The grey-robed, gay-sashed butterflies         Mariposas de túnicas grises y alegres fajas
That flit beneath the Master’s eyes.               bajo los ojos del Maestro revolotean.
He is beyond the Mysteries                            Allende de los misterios Él está
But loves them at Kamakura.                         pero los ama en Kamakura.
                                             
And whoso will, from Pride released,             Y aquel que, libre de todo orgullo,
Contemning neither creed nor priest,             sin despreciar credo o sacerdocio,
May feel the Soul of all the East                     podrá sentir el espíritu de Oriente
About him at Kamakura.                                 sobre él en Kamakura.
                                             
Yea, every tale Ananda heard,                       Sí, cada cuento que Ananda oye,
Of birth as fish or beast or bird,                      de nacer como pájaro, bestia o pez,
While yet in lives the Master stirred,               mientras el Maestro en vidas ruede,
The warm wind brings Kamakura.                  el viento cálido traerá Kamakura.
                                             
Till drowsy eyelids seem to see                     Hasta pesados párpados parecen ver
A-flower ’neath her golden htee                     una flor bajo su roca dorada 
The Shwe-Dagon flare easterly                     el resplandor oriental de Shwedagon 
From Burma to Kamakura,                            desde Birmania a Kamakura.
                                             
And down the loaded air there comes          Y bajo el aire cargado ya llega
The thunder of Thibetan drums,                    el rugido de tambores tibetanos,
And droned—‘Om mane padme hum’s’        y murmullan ‘Om mane padme hum’
A world’s-width from Kamakura.                   al ancho mundo desde Kamakura.
                                             
Yet Brahmans rule Benares still,                   Brahma sigue reinando Benarés,
Buddh-Gaya’s ruins pit the hill,                     las ruinas de Bodhgaya cubren la colina,
And beef-fed zealots threaten ill                   y fanáticos intolerantes amenazan
To Buddha and Kamakura.                           a Buda y a Kamakura.
                                             
A tourist-show, a legend told,                       Espectáculo para turistas, leyenda inmortal,
A rusting bulk of bronze and gold,                bulto oxidado de bronce y oro,
So much, and scarce so much, ye hold        tanto, y en tan poco tanto, tú guardas
The meaning of Kamakura?                         ¿El significado de Kamakura?
                                             
But when the morning prayer is prayed,       Pero cuando la oración de la mañana suene,
Think, ere ye pass to strife and trade,          piensa, antes de pasar a mundanos menesteres,
Is God in human image made                      ¿No está Dios más hecho a la imagen del hombre
No nearer than Kamakura?                          sino allí en Kamakura?